Hoy es sábado, y ya tengo 31 años. Algunos se acordaron de llamar, otros no; unos y otros recibirán lo que merecen, que no se asuste nadie. Athair y Tindriel me llamaron por teléfono, y cuando les devolví la llamada estaban atascados en el centro de Madrid. Es bueno ver que algunas cosas no cambian nunca; en Madrid siempre hay atascos, sea en verano o en invierno.
Ahora... a seguir viviendo. Necesito alguien que me quiera, o a este paso voy a empezar a hacerle carantoñas a un Cthulhu de peluche que tengo junto a la cama.
sábado, julio 23, 2005
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