Advertencias:
1) No soy musulmán; soy unitario. Por eso mismo intento conocer todas las religiones tal y como si las conocería si las practicara e intento respetarlas al máximo, tal como las respetaría si las practicara.
2) He visto las caricaturas del Profeta; por tanto, no hablo de oídas.
3) En el contexto de esta entrada, 'Profeta' se refiere a Muhammad (la paz sea con él), al que según el Islam le fue revelado el Qur'an por el arcángel Gabriel.
4) Condeno los ataques a embajadas, quema de banderas, etc... tanto como la publicación de las caricaturas del Profeta, por si alguien se siente tentado de atacar este blog desde cualquier postura ideológica.
Dicho ésto, vamos allá. Caminemos siempre en la luz, y huyamos de las sombras de la ignorancia.
(a la izquierda: el nombre del Profeta, caligrafiado)
La polémica por las caricaturas del Profeta publicadas en Septiembre de 2005 por un periódico danés ha llegado a un punto bastante preocupante: quema de banderas, salida de ciudadanos occidentales desde los países musulmanes, cierra de embajadas, ataques contra legaciones diplomáticas, etc...
Creo que el problema que ha llevado a esta situación es el de si es más importante la libertad de expresión, o el respeto a la religión. Para mí, ambos valores están unidos; la libertad debe incluir el respeto a las creencias del otro, porque si para mí mis creencias tuvieran el mismo valor que tienen para el otro, no me gustaría que el otro las despreciara, ¿no? La clave de mi postura es: el otro tiene el mismo valor que yo.
Ahora, veamos... la más escandalosa de las caricaturas es una que muestra al Profeta con un turbante en forma de bomba, dentro del cual se puede leer (en árabe) la Shahada, o 'profesión de fe' (es decir, No hay más Dios que Dios, y Muhammad (la paz sea con él) es el mensajero de Dios).
Me parece un dibujo ofensivo, reaccionario, y con más bien poco sentido del humor... Y con un gran potencial insultante.
Se han presentado todo tipo de discusiones al respecto; desde que sólo es un chiste, y que por tanto la reacción es desmedida, hasta pedir la cabeza de los dibujantes. Ambas posturas, por extremas, me parecen erróneas.
Para empezar, hasta el momento, y que yo sepa, nadie se ha atrevido a dibujar, en las páginas de un periódico, a Moisés ametrallando palestinos, a Abraham arrojando niños palestinos a las fauces ardientes de Moloch, o a Nimrod (uno de los arquitectos de la torre de Babel) construyendo el Muro de Jerusalén bajo las órdenes de Sharon. Y eso que es habitual que la prensa árabe caricaturice a los políticos israelíes, europeos y norteamericanos.
Pero caricaturizar a los políticos es sano, y saludable. También la prensa europea lo hace.
El problema con las caricaturas del Profeta requeriría un comentario demasiado largo; por eso me voy a centrar en la del turbante-bomba. Hacer una ecuación 'fundador de una religión = terrorista' es algo ofensivo y poco inteligente, desde mi punto de vista. Ofensivo porque el Profeta es, para cientos de miles de personas, el mensajero del dios único y verdadero, Dios, y esas creencias merecen ser respetadas. Poco inteligente, porque es un gesto que ha puesto carnaza directamente al alcance de los fundamentalistas islámicos. Y el fundamentalismo islámico es tan peligroso para los propios pueblos islámicos como para Occidente.
No me parece que el camino para lograr el entendimiento entre culturas sea echar leña al fuego del 'Choque de Civilizaciones', como decía Samuel Huntington.
La blasfemia puede que sea un pecado, y como tal, solo es imputable al que sigue una determinada religión, pero la grosería es algo que no se debe cometer.
miércoles, febrero 08, 2006
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